El trastorno de pánico y la agorafobia

El trastorno de pánico, o trastorno de angustia, se caracteriza por la presencia recurrente de ataques de pánico o crisis de angustia. Comúnmente, al experimentar de forma repetida estos ataques, se desarrolla un miedo a volver a sufrirlos en el futuro, lo que puede llevar a actuar de manera que se evite que vuelvan a ocurrir. Estos ataques son inesperados y súbitos de gran intensidad y sintomatología.

Los ataques de pánico se caracterizan por un miedo o malestar intenso acompañado por varios síntomas tanto físicos, como palpitaciones, ahogo, sudoración, temblor, frío o calor, entumecimiento; como mentales o cognitivos, como miedo a perder el control, volverse loco, morir, o la sensación de que nuestro alrededor no es real.

Estos ataques pueden comenzar desde un estado previo de ansiedad, o desde la calma, siendo así impredecibles.

La evitación de los lugares o las situaciones que creemos que pueden propiciar un ataque de ansiedad juega un papel fundamental en este trastorno, ya que nos puede llevar a lo que se conoce como agorafobia: el miedo a estar en lugares donde puede ser difícil escapar o donde es difícil conseguir ayuda en caso de necesitarla. Esto puede llevar a limitar nuestra vida y a aumentar así nuestro malestar.

Asimismo, también nos puede llevar a no hacer actividades que puedan relacionarse con los ataques de pánico, como hacer ejercicio.

Las estimaciones del trastorno de pánico oscilan entre 2-3%.

Los síntomas que pueden acompañar al ataque de pánico son:

1. Palpitaciones, golpeteo del corazón o aceleración de la frecuencia cardíaca.

2. Sudoración.

3. Temblor o sacudidas.

4. Sensación de dificultad para respirar o de asfixia.

5. Sensación de ahogo.

6. Dolor o molestias en el tórax.

7. Náuseas o malestar abdominal.

8. Sensación de mareo, inestabilidad, aturdimiento o desmayo.

9. Escalofríos o sensación de calor.

10. Parestesias (sensación de entumecimiento o de hormigueo).

11. Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización

12. Miedo a perder el control o a «volverse loco».

13. Miedo a morir.

¿Cuándo se considera que la persona tiene un trastorno de pánico?

Presentar algunas características del trastorno no significa que se pueda diagnosticar dicho trastorno. Sólo un profesional tras analizar debidamente esos ataques de ansiedad puede ver si encaja con el trastorno de pánico o no, ya que en otros trastornos también pueden darse ataques de ansiedad. Independientemente de si encaja en el trastorno de pánico o no, sufrir ataques de ansiedad es una experiencia desagradable y que trae sufrimiento.

¿Tiene tratamiento?

Sí, el trastorno de pánico tiene tratamiento, tanto con psicofármacos como con terapia psicológica. Con el tratamiento psicoterapéutico se enseñan estrategias para afrontar los ataques de pánico y las limitaciones que éste ha estado provocando. Así, en terapia se busca:

  • Aprender sobre el trastorno de pánico y la ansiedad, entendiendo porqué ocurren y qué función tiene la ansiedad.
  • Gestionar la ansiedad con estrategias de regulación adaptativas para reducir la frecuencia e intensidad de los ataques de pánico.  
  • Trabajar en las posibles limitaciones y evitaciones que se han instaurado como consecuencia del miedo a los ataques de pánico.

Es muy importante que, si tienes estos síntomas o el trastorno, no te sientas culpable. Tener un trastorno no define quién eres, y siempre puedes buscar ayuda profesional para sentirte mejor contigo mismo/a y mejorar tu calidad de vida.

Fuentes

American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.).

World Health Organization (2019). International statistical classification of diseases and related health problems (11 th ed.).

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